Empacó en su maletita de cartón, el alba blanca, la estola, el amito, el manípulo, el cíngulo y la dalmática, más la modesta casulla encarnada -que le bordaran las beatas de la Villa del Príncipe-.
Previendo lo largo del camino y los aguaceros de septiembre, se colocó la capa pluvial, se encajó el bonete, y ya partió hacia la capital del imperio, Washington D.C., con la misión de presentar sus modestas credenciales en la OEA.
Toma nota: Dios mediante, el peregrino arribará a este terrenal destino, el próximo martes 16 de septiembre, a las 6 p.m.